Aproximadamente cuatro décadas después de la aparición de
los partidos verdes ha surgido en Europa una nueva ola de partidos ciudadanos
desideologizados y abiertamente anti-políticos aupados por el uso creciente de
las nuevas tecnologías, por el acusado desgaste de los partidos tradicionales y
por la grave crisis económica que el mundo padece desde hace ya casi cuatro
años: los partidos pitara, el primero de los cuales surgió en Suecia en 2006
con el propósito de lograr el libre intercambio de archivos en el internet,
limitando los derechos de autor y exigiendo garantías para la privacidad de los
usuarios. Como sucedió con los partidos ecologistas, el movimiento nació con
una single issue (monotema), en este
caso el de la defensa de las libertades civiles en la sociedad de la
información. Pero más allá de ello muchos electores le vieron como una oportunidad
de manifestar su descontento con los partidos e ideologías de siempre y con las
formas tradicionales de hacer política. En Suecia consiguieron más del 7% de
los votos en las elecciones para el Parlamento Europeo celebradas en 2009,
obteniendo un escaño.
Impelido por sus triunfos en Suecia, el estandarte pirata
emprendió un movimiento internacional. Surgieron partidos hermanos en decenas
de países, sobre todo europeos, pero fue en Alemania, la nación donde más éxito
han cosechado los ecologistas, donde llegaron a ganar el 2% del voto en las
elecciones federales de 2009, y todo esto con una plataforma política muy
específica que incluye facilitar el advenimiento de una sociedad de la
información "diversa y abierta" en base la protección de los derechos
de los ciudadanos, la libre difusión de la cultura y la consideración de que
las patentes y los monopolios privados perjudican a la sociedad. Asimismo, los
piratas abogan por el derecho a la privacidad en internet ante un desarrollo
tecnológico que permite a los Estados controlar las comunicaciones de los
ciudadanos, la limitación de los copyrights para poder compartir copias, o
difundir o emplear obras para usos sin ánimo de lucro y la supresión de
patentes que sirven para solo crear monopolios y representan una traba para la
innovación.
¿Cómo se explica el empuje de una formación surgida de Internet, al margen de los cauces políticos habituales, y con un programa tan específico? Pues porque justo por ello resultan agtractivos a los votantes jóvenes, principales usuarios del internet y muy distanciados de la política tradicional, ante el fracaso de los partidos en la tarea de desarrollar políticas sensatas para la naciente sociedad de la información. A juicio de muchos dirigentes piratas, la mayoría de los partidos en vez de aprovechar las fantásticas posibilidades democráticas de Internet, quieren usar la nueva tecnología para crear un Estado de vigilancia en el que el Gobierno tenga más control sobre la vida cotidiana de los ciudadanos.
¿Cómo se explica el empuje de una formación surgida de Internet, al margen de los cauces políticos habituales, y con un programa tan específico? Pues porque justo por ello resultan agtractivos a los votantes jóvenes, principales usuarios del internet y muy distanciados de la política tradicional, ante el fracaso de los partidos en la tarea de desarrollar políticas sensatas para la naciente sociedad de la información. A juicio de muchos dirigentes piratas, la mayoría de los partidos en vez de aprovechar las fantásticas posibilidades democráticas de Internet, quieren usar la nueva tecnología para crear un Estado de vigilancia en el que el Gobierno tenga más control sobre la vida cotidiana de los ciudadanos.
Muchos observadores son escépticos sobre el futuro del partido, y consideran que su ascenso es fruto de una coyuntura. Opinan que en cuanto se regulen sus reivindicaciones la organización podría hacerse prescindible. Se benefician de su imagen antipolítica en una era en la que los políticos son sumamente impopulares, y al votante joven usurario de internet pos varias horas al día, le suenan ajenos asuntos como la viabilidad de los sistemas sanitarios, el combate contra los déficits presupuestarios, la reforma a las pensiones la creación de infraestructuras o la política exterior. Ve en los piratas a personajes poco solemnes alejados de la imagen tradicional de los políticos y les votan justo por eso, pero , ¿Qué sucederá cuando vean que se comportan como políticos normales? ¿Pasaremos de la utopía al desengaño?
Eso el tiempo lo dirá, por lo pronto, sin estructuras, pocos
recursos y liderazgos muy laxos en Alemania ya lograron ingresar con
parlamentarios propios a las legislaturas locales de Berlín (15 diputados con
el 8.9% de los votos en septiembre de 2011) y del Sarre (4 diputados y el 7.4%
de los votos en marzo 2012. En mayo está previsto que lleguen a los de Schleswig-Holstein
y Renania del Norte-Westfalia. Un crecimiento demasiado espectacular para un
partido meramente “de protesta” que está sacudiendo el panorama político de
Alemania. Y da gusto saber que su primer ingreso triunfal en una asamblea
legislativa y cámara de representación popular fue en Berlín, gran ciudad desde
siempre ampliamente liberal y de vanguardia
Es precisamente en Alemania donde los Piratas aportado
nuevas ideas además de las de derecho de uso de materiales y limitaciones al
copyright que dieron origen al movimiento. Los Piratas alemanes han adoptado
las banderas de la lucha contra el extremismo de derecha, la ampliación y
respeto irrestricto a las libertades individuales, el laicismo más radical y,
sobre todo, la democracia directa, posible ahora con el uso intensivo de las
nuevas tecnologías de la información. Ese es su gran reto: hacer que su
política "online" sea real, demostrar que el modelo de la democracia
vía twitter, Facebook y redes sociales se puede llevar a la práctica.
Por otra parte, llama la atención el hasta la fecha muy
limitado crecimiento del Partido Pirata en las naciones de Europa Meridional
(España, Portugal, Grecia, Italia), países tan severamente castigados por la
crisis donde los partidos tradicionales son muy impopulares por el torpe manejo
que han hecho de las finanzas públicas y que, por tanto, se esperaría que un
movimiento antipolítico como el pirata creciese a ritmos desorbitados. ¿Será
este fenómeno un acontecimiento exxclusivo de las naciones septentrionales de
la vieja y decadente Europa? ¿Por qué?
Outsiders de una nueva generación cuya oposición al establishment les da un simpático aire de anarco-individualismo.
Algo definitivamente nuevo en la anquilosada política europea, aire fresco. Los
piratas son ciudadanos desideologizados del siglo XXI con contenidos
programáticos llenos de lagunas que, de momento se centran en promover la
participación directa de la gente y la transparencia. Proponen cosas como
llevar un escáner al parlamento para poner en la red todos los contratos
públicos y desean que las comisiones se retransmitan en directo por Internet,
obligar a los funcionarios al uso de bicicletas en lugar de coches oficiales,
uso intensivo de la red para referéndums y plebiscitos, en fin, la revolución digital.
Y son los primeros votantes los más convencidos por esta propuesta. Más del 20%
de primeros votantes en Berlín y el Sarre se decantó por los piratas. ¿Podrá
consolidarse esta nueva fuerza política y sobrevivir a su propio éxito?
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